Estanflación: un cocktail tóxico

La pandemia y su impacto no se acotó a lo puramente sanitario, que resulta ser el aspecto más trágico de este episodio, sino que también apuntó directo al corazón de la economía de las naciones a través de diversos mecanismos de transmisión que se han combinado con factores adicionales que agudizan sus consecuencias y dificultan su superación.

Las cuarentenas y restricciones de movilidad sobre la población, mermaron sus ingresos (capacidad de consumo y ahorro), así como también mermaron la producción de bienes y servicios por el cierre temporal de procesos considerados como no “de primera necesidad”. Dado lo anterior, y como medida paliativa sobre el impacto en el bolsillo de la gente y aplacar en parte la presión social, los gobiernos hicieron uso de bonos y beneficios de forma agresiva, es decir a un grupo importante de la población y no necesariamente con la focalización esperada a medida que el daño se extendía por toda la sociedad. Cabe considerar que para esto los gobiernos hicieron uso de recursos propios, deuda, o en el caso de Chile una combinación de recursos públicos y de los mismos ahorrantes de AFP, mermando sus propios ahorros para sus pensiones, creando así un problema futuro, que podría ser materia de otro análisis. La inyección de grandes cantidades de dinero, en corto tiempo, sin la adecuada focalización, con un aparato productivo a media máquina, generó un impacto inflacionario sobre la mayor parte de las economías mundiales a través de tipo de cambio, mayor demanda y oferta reducida.

Efecto dominó a nivel mundial

Si sumamos la sequía que afecta a China y Taiwán, por ejemplo, con su efecto sobre la producción de micro chips de computadoras (intensivo en agua para purificar el silicio), tenemos un efecto dominó sobre todos los bienes de consumo masivo, desde teléfonos hasta automóviles, los que han reducido su producción con su consiguiente efecto sobre los precios a nivel mundial. Como si fuera poco, el cierre completo de grandes ciudades / fábricas de China y el colapso de sus puertos, significó un alza astronómica en el valor de los fletes, retraso en entregas y escasez de productos en diversas categorías a nivel global. Por último, tenemos la guerra Ruso – Ucraniana, donde se ven afectados productos clave como el abastecimiento global de trigo (Ucrania es uno de los principales productores mundiales) y el gas Ruso para una parte importante de Europa, aparte de la estabilidad y dolor propio que significa una guerra. De esta manera, tenemos que, a los efectos propios de la inflación de demanda derivados de las medidas de ayuda a las personas, se sumaron otros elementos externos fuera de control de las autoridades, teniendo un shock de oferta que ha potenciado los efectos de una inflación a nivel global con una pérdida importante de poder adquisitivo de la población, agravando los efectos sociales en los países.

Un complejo escenario

En el escenario de una inflación por aumento de demanda asociada a ayudas fiscales, lo razonable es enfrentarla mediante una política monetaria restrictiva a través de alzas sucesivas en la tasa de interés. Sin embargo, y como ya vimos, el shock de oferta externo, hace no sólo profundizar la caída en el nivel de consumo y ahorro, sino que ha ido más allá con una dinámica propia que ha motivado alzas sucesivas de tasa, cada vez más altas, y que no han podido frenar los precios, sino que han terminado por agravar la situación y llegamos al peor escenario de todos, caída en el nivel de producto e inflación a la vez, lo que llamamos estanflación.

Justamente el peligro de la estanflación, es la pérdida en la efectividad de la herramienta de política monetaria por parte de la autoridad para mantener la inflación dentro de un rango meta, con lo que las alzas de tasas de manera tan agresiva para compensar tanto los fundamentos de demanda como externos, terminan por agudizar la caída en el producto y los efectos sociales; pero no necesariamente reducen la inflación, produciendo tal vez más daño que el bien que se busca lograr, con el agravamiento de los aspectos sociales y políticos, ya por sí complejos a nivel mundial y local.